La liberación de Elba Esther Gordillo, demuestra una vez más, el uso político de las instituciones de justicia en México, y también la ineficacia, deliberada o imprudencial de ese sistema de justicia.

No es la primera vez que detienen con bombo y platillo a un chivo expiatorio. Y no lo digo porque la maestra sea la madre Teresa, sino porque se trata de una detención de corte político, en la que los gobernantes buscan legitimarse.

Elba Esther fue lo que «El Negro» Durazo para Miguel de la Madrid, o lo que «La Quina» para Salinas de Gortari. Pero «el quinazo» de Peña, terminó desinflándose como lo anticipaban expertos juristas. El mismo Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación consintió, de manera tácita, el manejo discrecional de los recursos del organismo (que se calculan en 1975 millones de pesos) por parte de la maestra, pues convenientemente no interpuso denuncia.  Todo a pesar de utilizar ropa de marca, perfumes europeos y obsequiar vehículos Hummers.

Aquí hay de tres sopas:

La primera: simplemente se preocuparon más por el lucimiento a sabiendas que tarde o temprano se iba a desmoronar la investigación endeble. Una simulación, pues. La segunda: no supieron armar de forma sólida las causas penales.

Y la tercera, que es aún peor: su salida fue negociada en la mesa política.

Y en ese renglón es donde muchos señalan, que Gordillo sale por obra y gracia de López Obrador. Esto lo dicen sin mayores indicios más que la relación de algunos allegados de la maestra participaron en la campaña del presidente electo, e incluso, operaron desde la campaña de la maestra Delfina Gómez en 2017, en el Estado de México.

Cualquiera de las tres alternativas, es para preocupar y para irritar a los ciudadanos. Y cualquiera de las tres alternativas nos confirma que urge en México una Fiscalía General, no solo que sea autónoma, sino técnica y científica. Es decir: que no actúe bajo las órdenes del presidente en turno, y que tenga capacitación para armar carpetas de investigación con sostén jurídico y que no estén prendidas con alfileres. Y que no haya cabida a negociación política de la impunidad.

Mientras sigamos con estos estándares, las detenciones con bombo y platillo terminarán por irse desinflando.

No les sorprenda, que para continuar con la tradición de la ignominia en México, el próximo en salir libre, a sus anchas, sea el mismísimo Javier Duarte…

El pilón:

La expectativa ahora está al tope, cuando el próximo lunes, la maestra Gordillo de una rueda de prensa donde romperá el silencio….