JULIO RÍOS@julio_rios
jue 01 mar 2018 19:05

Miguel Castro Reynoso es un buen hombre. Y uno de los pocos activos políticos que le quedan al PRI en Jalisco.

Qué lástima que como cartucho, lo estén quemando en vano, en una contienda a la gubernatura donde todo indica que el tricolor se desplomará en el tercer lugar.

El PRI Jalisco está fracturado. El equipo del gobernador Aristóteles Sandoval no ha sabido operar las candidaturas. Está dejando muchos heridos en el camino y ha mostrado nula operación política. Eso, sumado a las pobres expectativas electorales (el PRI tiene perdido el Gobierno del Estado y las principales alcaldías), ha generado una desbandada mayúscula.

«Están haciendo todo al revés. Primero están tomando la foto de la unidad y dejan el acuerdo con las corrientes para el final. No sorprende que imponen candidaturas, sino que agandallan todo, te arrebatan las candidaturas que ya estaban acordadas, o simplemente no cumplen acuerdos y ni te responden luego el teléfono. Y si te responden, es para maltratar y humillar con un trato déspota», relata una de las personas líderes de las que recién dejó el partido tricolor.

En las últimas semanas, la sangría del PRI ha sido mayúscula. Se fueron, el líder estatal Red Jóvenes por México, Hilario Rodríguez; el regidor de Guadalajara, Salvador de la Cruz (primero lo mandaron de candidato de diputado a un distrito distinto al suyo y luego de última hora hasta esa candidatura le quitaron); y el estratega de medios, Oscar Soltero, ex subdelegado general de la Liconsa y ex jefe de prensa del ayuntamiento tapatío y que ahora manejará la comunicación de Morena. Dicen que pronto se irá también el regidor de Tlajomulco, Luis Gómez.

Sin embargo, las dos salidas que más impacto causaron en las últimas horas fueron la de la diputada local, Claudia Delgadillo y el alcalde de Tonalá, Sergio Chávez. A la primera no le dejaron ser candidata del PRI a la alcaldía de Guadalajara, pues en el reparto de premios de consolación, esa posición terminó cayéndole de rebote a Eduardo Almaguer, quien aspiraba a la gubernatura. En una mal llevada operación cicatriz la colocaron como coordinadora en Jalisco del candidato a la presidencia José Antonio Meade.

Finalmente, horas después de que había publicado en sus redes una foto abrazando a Meade, Claudia Delgadillo apareció con Carlos Lomelí, candidato a gobernador por Morena, anunciando su salto al lopezobradorismo.

Al alcalde Sergio Chávez, relatan los enterados, también le coquetearon en Morena. Él lo niega. En el PRI le negaron la posibilidad de reelegirse en Tonalá. Al final, terminó pasándose a Movimiento Ciudadano, partido que ganará la gubernatura y la mayoría de alcaldías importantes en Jalisco. En su despedida, se quejó de la “nula operación política”, y de que en el PRI están dejando a muchos “descontentos”.

Tomando en cuenta la desbandada tricolor, los votos que el Partido Verde le arrebatará al ir por su cuenta con Salvador Cosío, está claro que el PRI y Morena lucharán por la medalla de plata.

Incluso, no les sorprenda que el PRI se desplome al tercer lugar en el Estado,  rebasado por Morena, que ha sido el partido que más ha recibido cuadros que están saliendo de otros partidos.  Y más, porque se trata de operadores que saben movilizar gente en calle,

En los últimos días, al lopezobradorismo se incorporó, de la mano de Marcelo Ebrard, el alcalde emeceísta de  Tlajomulco, Alberto Uribe; así como alrededor de  50 liderazgos panistas encabezados por Marisela Meza y los ex alcaldes de Cocula y Tuxpan, Héctor Jesús Castillo y Salvador Suárez;  y alrededor de 60 liderazgos perredistas, entre los que destaca Sonia Gutiérrez de León, del bejaranista Movimiento Nacional por la Esperanza.

La disputa entre tricolores y lopezobradoristas, es por el segundo lugar. No aspiran a otra cosa. Con la diferencia de que Morena viene a la alza y el PRI, desplomándose.

Mientras tanto, Enrique Alfaro, avanza con la mano en la cintura a la gubernatura.

El pilón:

El Partido Acción Nacional, que llegó a tener uno de sus principales bastiones en Jalisco, ahora está condenado al cuarto o quinto lugar (disputándolo con el Partido Verde). Tiró la toalla en Guadalajara al postular a un desconocido, y en la gubernatura tendrá una candidatura testimonial. Ya que Anaya –si es que llega a la campaña en medio de los escándalos- vendrá a apoyar a Alfaro.